Es un hecho que en el día a día, hay un crecimiento exponencial del uso de vehículos Híbridos y Eléctricos. A pesar de la situación que continua en la actualidad, la cual ha ralentizado este proceso, se prevé un aumento de un 60% en el año 2021 en Europa.
Este proceso de cambio, también se está trasladando a las flotas de vehículos, sobre todo ligeros. Un cambio en el cuál hay que tener muchas más variables que en una flota convencional.
Por lo cual, ¿Es posible?
Lo es, siempre y cuando se tengan en consideración varios factores, como:
- Tener bajo control la ubicación de centrales de carga.
- Valorar una central de carga en la propia empresa.
- Buscar los vehículos en relación con la calidad, precio e imagen que busca la empresa.
A pesar de que a priori, parece una evolución presente y que solo dispone de ventajas, no todo es así.
Varias desventajas son las que hacen que diversas empresas rechacen el vehículo eléctrico, como: No hay excesivos puntos de carga, nuevas tecnologías de conducción y la más relevante, precios de adquisición más elevados de un vehículo, hace que estos vehículos presenten más barreras de entrada que el resto.
Esto es necesario ponerlo en una balanza con los puntos positivos: Reducción del impacto de la huella de carbono, mantenimiento más simple y el aspecto que más peso tiene, un precio por trayecto mucho más económico.
Hay que evaluar cada situación y empresa, si hay peculiaridades o factores que puedan decidir el tipo de flota.
Para concluir, los sistemas de Control de flota por GPS, están integrados con el vehículo eléctrico. Esto nos facilitará labores como, conocer puntos de carga cercanos, comunicarnos con el conductor para ayudar en el uso de estos vehículos y controlar rutas y paradas.
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